Más de una vez interesado por algún nuevo juego de mesa me enfrenté a otros jugadores con muchas ganas de participar y competir, pero sin conocer a fondo las reglas del juego, lo que en las primeras partidas simpre significa una desventaja.
En los negocios no es distinto. Pocos empresarios alcanzan el éxito en el primer intento y la mayoría de ellos intentaron varias veces antes de triunfar.
Parte de los fracasos son el resultado de haber ingresado a un juego (el juego del mercado) sin conocer las reglas. Tal vez sí conocen las reglas de la economía y las finanzas, pero no las que rigen de los contratos o los permisos y controles estatales.
Permítanme contarles la historia de Saúl. Tenía 60 años cuándo lo conocí. Al principio resultó muy difícil asociar aquella imagen de hombre sencillo y poco formal con la de un gran empresario.
Había fundado varias empresas a lo largo de su vida y tal vez por eso confió demasiado en su capacidad de gestión, subestimó la importancia de un buen asesoramiento legal y cuando quiso reaccionar lo había perdido todo. Como dice el dicho, la confianza mató al gato.
Un competidor mucho más grande y preparado terminó comprando en una subasta su planta industrial. Con lo que logramos rescatar, Saul comenzó de nuevo y al poco tiempo era propietario de dos comercios mayoristas y terminó sus días años después, en un emprendimiento rural.
Este empresario cambió varias veces de rubro, pasó del comercio a la industria y nuevamente al comercio y finalmente al negocio agropecuario. Los rubros cambiaron, pero los problemas jurídicos que debió enfrentar más o menos eran los mismos.
Tomando ese caso como ejemplo, me pareció útil hacer un breve listado de los problemas legales que todo empresario o emprendedor debería prever al elaborar y actualizar su plan de negocios con el objetivo de alcanzar estabilidad y seguridad jurídica:
- Conseguir y actualizar las autorizaciones para funcionar. Los planes de ordenamiento territorial departamentales y nacionales impiden que determinadas empresas funcionen en determinadas zonas de la ciudad o en determinados edificios.
- Controlar el riesgo de la actividad empresarial, gestionando la empresa en un patrimonio separado y resguardando el patrimonio personal.
- Elaborar contratos con los proveedores para poder reclamarles en caso de incumplimiento.
- Elaborar contratos para regular la relación con los clientes con dos objetivos: limitar la responsabilidad ante reclamos y establecer condiciones de pago.
- Prever un sistema de gestión de la morosidad.
- Vigilar el estricto cumplimiento de la normativa laboral para evitar reclamos de los trabajadores.
- Vigilar el estricto cumplimiento de las obligaciones fiscales, pues su incumplimiento puede afectar a la empresa y a sus directivos.
- Resguardar y proteger la propiedad industrial de la empresa mediante el registro de marcas y patentes, vigilando la vigencia de las licencias utilizadas por la empresa.
- Asegurarse de cumplir con las normas de protección de datos personales, evitando reclamos y sanciones
La gestión de los riesgos legales fortalece a la empresa y mejora su calificación frente a los posibles inversores. La inteligencia es aprender de los errores propios, la sabiduría es aprender de los errores ajenos.
