Si alguna vez has navegado una embarcación pequeña, coincidirás conmigo, que navegar un velero y emprender un negocio son actividades que requieren de habilidades parecidas.
Ambos requieren que el líder se las arregle para sortear las dificultades, ya sea que las provoque el viento y las corrientes o que sean generadas por las dificultades de acceso al mercado.
En ambos contextos necesitamos de instrumentos y equipos, que nos permitan ser capaces de leer las señales, interpretar las condiciones del contexto, sortear los peligros y tomar decisiones estratégicas en el momento oportuno.
El navegante y el empresario experimentan ambos esa sensación de aislamiento y soledad que los lleva a buscar señales que les permitan asegurarse que siguen en el rumbo correcto, que no se perdieron y que llegar a su destino, que lograrán el éxito.
Cuanto más larga la travesía o más ambicioso sea el proyecto se requiere la construcción de un equipo de apoyo sólido, que aporte los conocimientos, la experiencia y la capacidad de gestión que garanticen el éxito. Siempre hay riesgos y desafíos a los que enfrentarse. En última instancia, la clave está en mantenerse ágil, tomar decisiones informadas y navegar con determinación.
En mi caso soy mejor abogado que navegante, por lo cual me voy a permitir analizar a continuación las que creo que son las precauciones legales mínimas y esenciales que debería tomar todo empresario y emprendedor:
Una estructura legal adecuada: Asegúrate de elegir la estructura legal o societaria que mejor se adecue al tu nicho de mercado, a los riesgos inherentes a tu giro comercial, a tu estructura patrimonial, a tus fuentes de financiación y a la estructura de control de las decisiones de tu negocio, las actuales y las futuras (unipersonal, SAS, SRL, SA, Consorcio, Cooperativa, Fideicomiso, Fondo de Inversión, etc.)
Es fundamental contar con asesoramiento legal entender las implicaciones legales y fiscales de cada estructura.
Contratos a medida y bien redactados: Asegúrate de que todos los contratos, ya sean con empleados, proveedores, clientes o socios, estén bien redactados y sean claros en sus términos y condiciones. Si no redactas detenidamente contratos a medida, corres el riesgo de asumir obligaciones, condicionamientos y riesgos contrarios a los intereses de tu empresa.
Cumplimiento normativo: Mantente informado sobre las leyes y regulaciones municipales y nacionales que afectan a tu emprendimiento o industria. Cumplir con las regulaciones, controles y habilitaciones previas es fundamental para evitar el riesgo de clausura o multas impuestas por las autoridades.
Establece un sistema para garantizar el cumplimiento continuo con las normativas y realiza auditorías periódicas.
Protección de la propiedad intelectual: Registra las marcas comerciales, patentes o derechos de autor según sea necesario para proteger la propiedad intelectual de la empresa.
Establece políticas internas para proteger la confidencialidad de la información empresarial.
Gestión de riesgos laborales: Cumple con las leyes laborales y de seguridad social, incluyendo normativas sobre salarios, horas de trabajo, seguridad laboral y beneficios aprobados por los Consejos de Salarios.
Establece políticas claras de recursos humanos, crea protocolos de actuación ante casos de acoso laboral y capacita a los empleados sobre normas y procedimientos.
Seguro adecuado: Adquiere un seguro adecuado para proteger la empresa contra posibles riesgos, como responsabilidad civil, propiedad, interrupción del negocio, etc. Revisa y actualiza las pólizas de seguro periódicamente.
Documentación adecuada: Mantén registros precisos y completos de todas las transacciones comerciales y decisiones importantes. Documenta las políticas internas y los procedimientos de la empresa.
Resolución alternativa de conflictos: Incluye cláusulas de resolución de disputas en los contratos para resolver posibles problemas de manera eficiente y fuera de los tribunales, siempre que esto sea económicamente viable y reporte beneficios para la empresa.
Asesoría legal continua: Establece una relación continua con un abogado o firma legal para recibir asesoramiento jurídico regular, que te mantengan alertas y preparado ante cambios significativos en la legislación que regula tu actividad y tu empresa.
Educación continua: Mantente actualizado sobre las leyes relevantes a tu industria. Participa en cursos de educación continua y seminarios relacionados con aspectos legales empresariales. Al tomar estas precauciones, un empresario emprendedor puede mitigar los riesgos jurídicos y construir una base legal sólida para su empresa, lo que le normalmente se traduce en una ventaja estratégica frente a sus competidores.
