Durante los últimos años, las estafas financieras han dejado de ser hechos aislados para transformarse en una amenaza concreta y cotidiana. En Uruguay, las denuncias por este tipo de delitos crecieron más de un 2.000% en la última década, ubicándose ya entre los tres delitos más frecuentes, junto con hurtos y violencia doméstica.
En esta entrada te explico cuáles son las modalidades más comunes, qué consecuencias generan, cómo ha respondido el sistema financiero y qué pasos concretos debés seguir si fuiste víctima.
¿Cuáles son las estafas más frecuentes?

- Préstamos falsos: Se ofrecen créditos fáciles por redes sociales, sin garantías ni requisitos. Las víctimas deben hacer giros por supuestos «gastos administrativos», pero el dinero nunca llega.
- Esquemas Ponzi o estafas de inversión: Empresas o fondos vinculados a determinados sectores de la economía (metales preciosos, agricola-ganadero, activos financieros, etc), prometen rentabilidades superiores al mercado. Operan sin respaldo real. Cuando colapsan, miles de ahorristas pierden su dinero.
- Ciberfraudes bancarios: A través de phishing, clonación de tarjetas o suplantación de identidad digital, los estafadores acceden a cuentas bancarias o solicitan préstamos a nombre de la víctima.
- Estafas en plataformas online: En sitios como Marketplace abundan las ofertas falsas, productos que no existen y suplantación de intermediarios.
Estos delitos no distinguen nivel educativo ni edad: afectan tanto a personas mayores como a jóvenes con experiencia digital.

¿Qué consecuencias generan?
- Económicas: Millones de dólares en pérdidas. En algunos casos, las víctimas no logran recuperar sus ahorros.
- Judiciales: Procesos penales que no garantizan el reintegro del dinero y se caracterizan por su lentitud y la falta de resultados (los estafadores raramente son condenados).
- Sociales: Aumento de la desconfianza en el sistema, especialmente entre personas sin educación financiera.
¿Qué hacen los bancos y el Estado para prevenir?
El sistema financiero uruguayo ha reaccionado con medidas concretas:
- Protocolos de seguridad reforzados (doble autenticación, monitoreo de transacciones).
- Acuerdos entre instituciones para compartir alertas y mejorar la respuesta ante fraudes.
- Campañas de educación financiera como “Que no te defrauden” impulsada por el Banco Central del Uruguay.
- Proyectos y advertencias del Ministerio de Desarrollo Social para llegar a los sectores más vulnerables.
Si bien estas acciones son valiosas, la mejor defensa sigue siendo la prevención individual.
¿Qué hacer si fuiste víctima de una estafa?

Ante la sospecha o confirmación de haber sido víctima de una estafa financiera, lo más importante es actuar con rapidez, mantener la calma y no agravar la situación. El primer paso es interrumpir todo contacto con el estafador. Aunque prometa soluciones, reintegros o disculpas, no se debe enviar más dinero ni brindar datos personales o bancarios. Estos delincuentes suelen insistir con argumentos emocionales, crear sensación de urgencia o incluso utilizar amenazas, pero cualquier nueva interacción solo aumenta el riesgo y favorece el engaño.
El segundo paso fundamental es preservar toda la evidencia disponible. Esto incluye capturas de pantalla de las conversaciones, imágenes de los anuncios o perfiles utilizados, recibos de giros o transferencias, correos electrónicos, números de cuenta, enlaces web y cualquier otro dato que documente el modo en que se produjo la estafa. Estos elementos serán clave para sustentar la denuncia y para que las autoridades puedan iniciar una investigación con base sólida.
En paralelo, es necesario contactar de inmediato al banco o institución financiera involucrada. Muchas veces, si se actúa con rapidez, es posible bloquear operaciones, cancelar transacciones o iniciar mecanismos de reversión, al menos parcialmente. Las entidades cuentan con áreas específicas de atención a reclamos por fraude. Es importante ordenar el bloqueo de las cuentas bancarias y las tarjetas de crédito o débito. Si la maniobra involucra el secuestro de redes sociales, cuentas de correo electrónico o whatsapp entonces tambièn se debe contactar a los proveedores de servicios para recuperar el control y minimizar daños.
Posteriormente, se debe formalizar la denuncia ante las autoridades competentes. Esto puede hacerse presencialmente en cualquier Seccional Policial, o se puede acudir también a la Fiscalía, que recibe denuncias con agenda previa, especialmente en Montevideo. En todos los casos, se debe llevar la cédula de identidad y las pruebas del hecho. Si la estafa involucra a una institución financiera regulada, también puede presentarse una denuncia formal ante el Banco Central del Uruguay (BCU), vía web, acompañando el reclamo ya realizado ante el banco.
Por último, resulta clave buscar asesoramiento legal lo antes posible. Un abogado especializado puede ayudarte a presentar una denuncia bien redactada y documentada, lo que aumenta las posibilidades de éxito en el proceso judicial o administrativo.
También podrá orientarte respecto a la responsabilidad de las instituciones involucradas, los derechos que te asisten como consumidor financiero, y el mejor camino para preservar tu seguridad jurídica.
En definitiva, cuanto más organizada, inmediata y completa sea la respuesta, mayores serán las chances de recuperación o al menos de minimizar el daño. No estás solo: el marco normativo actual y los canales de denuncia están preparados para acompañarte, y contar con respaldo jurídico adecuado es un diferencial clave en estos casos.
Dr. Jorge De Ávila
