A mediados de la década de los 2000, aparecieron tiendas de productos importados de muy bajo precio y muy muy mala calidad. Recuerdo que algunas de estas tiendas vendían todos sus productos al mismo precio.
Era igual comprar un florero, un martillo o un juguete. Todo costaba lo mismo.
Por supuesto que nada tenía garantía. Si al salir del local el producto se desintegraba o no cumplía su función el comercio no se hacía responsable. Barato, sin cambio ni garantía.
Ese modelo de negocio hoy ha desaparecido, pero principalmente en materia de artículos electrónicos, es posible ver comercios que importan productos de mala calidad o reciclados (les llaman recertificados), que compiten en el sector de los precios bajos, que muchas veces no funcionan o lo hacen por poco tiempo.
En esas tiendas he visto que los vendedores advierten a los clientes que sólo aceptan reclamos hasta 48 horas después de efectuada la compra.
¿Qué dice la ley de defensa del consumidor?
En primer lugar, la ley distingue productos duraderos (un celular, un parlante, las cubiertas del auto) de aquellos no duraderos (un bolígrafo, toallas de papel, alcohol en gel).
En segundo lugar, la ley distingue entre vicios aparentes o de fácil constatación, (por ejemplo, un problema en la pintura de un producto) de los vicios ocultos, que son aquellos defectos que no podemos constatar a simple vista, como por ejemplo problemas de fabricación o calidad de los materiales.
De acuerdo al tipo de producto (duradero o no duradero) y el tipo de vicio (aparente u oculto) se establecen distintos plazos para poder reclamar al vendedor que van de los 30 a los 90 días, de acuerdo al siguiente detalle:
Todos los plazos se cuentan a partir del momento en que recibimos el producto.
Para el caso que el proveedor del producto o servicio se niegue a brindar una solución, es posible denunciar la situación ante la Unidad de Defensa del Cosumidor.