Pretendía pagar con una tarjeta de débito, un pasaje de ómnibus ida y vuelta a Treinta y Tres. Entregué la tarjeta y quedé esperando que me habilitara para digitar el PIN.
Sin embargo, el empleado comenzó a solicitarme información personal: ¿su nombre? ¿documento de identidad? ¿número de teléfono? ¿celular? ¿domicilio?,… hasta que me negué a darle más datos.
El empleado muy amablemente, me explicó que por orden de la contadora de la empresa, él no podía venderme el pasaje si yo no le facilitaba la información que me estaba pidiendo. Me sentí chantajeado.
Solicité hablar con esa contadora, pero justo en ese momento no se encontraba. Para terminar la operación me vi obligado a darle la información que me solicitaba.
Un poco molesto por la situación, me puse a pensar que en realidad esos mismos datos se los había dado el día anterior a un supermercado, cuando me ofrecieron una tarjeta de cliente frecuente.
También los entrego cada vez que lleno un cupón para un sorteo y también los he cargado en diversos sitios de internet cuando me registro para hacer compras o pedir comida rápida.
Todas estas empresas tienen mis datos y algunas de ellas también tienen mi imagen, pues me han filmado cuándo ingreso a sus locales. La pregunta que corresponde hacerse sería la siguiente:
¿Tengo la posibilidad de controlar que datos míos tienen y que hacen con ellos las empresas?
Resulta importante entender que nuestros datos personales siguen siendo nuestros aun cuando estén en una base de datos de una empresa. En relación a los mismos, la legislación vigente nos reconoce los siguientes derechos:
Cuando se recolectan datos, esto es, cuándo nos piden los datos, tenemos derecho a saber si van a ser incorporados a una base de datos, así como el nombre y domicilio del responsable de la misma y con qué fines serán utilizados.
Derecho de acceso: Tenemos derecho a consultar para saber en cualquier momento específicamente qué datos nuestros tienen en su poder, tanto empresas privadas como organismo y empresas públicas.
Derecho de rectificar la información cuándo la misma tenga errores.
Derecho a actualizar la información cuándo la misma esté desactualizada.
Derecho a solicitar que se incluya información que no conste en la base de datos y por alguna razón nos convenga o interese que figure allí.
Derecho a la impugnación de valoraciones personales derivadas de tratamiento automatizado de datos destinado a evaluar determinados aspectos de su personalidad, como su rendimiento laboral, crédito, fiabilidad, conducta, entre otros.
Derecho a autorizar o no la transferencia de sus datos por el responsable de la base de datos a un tercero.
Derecho al olvido: en algunos y cumpliendo determinadas condiciones tenemos derecho a solicitar que nuestra información sea eliminada de la base de datos.
Resulta casi imposible resistirse a compartir datos personales de forma constante con distintos sujetos y empresas y por ello también importante es conocer nuestros derechos sobre esos datos en poder de terceros.
